La dimensión del día se deshace.
Sentados en el balcón, miramos la tarde y su
paisaje y Génesis y yo. De anaranjado tornóse
a rosa, a malva el extremo del día.
-¿Cómo papá Dios hizo todo esto?
-Planteo la niña, absorta a la envergadura de la luz.
-Con poder, mi niña, -Le dije.
-¿Y él no se cansa, papi? -Preguntó, cerrando mi cosmogonía.
- No Dios no se cansa.
-¡ Ay sí! El se cansa. -Y como una ajedrecista sostiene
la mirada y sonríe. "Y Dios procedió a bendecir el día séptimo
y a hacerlo sagrado porque en él había descansado (...).
Génesis sonríe aun, y no sé si ella lee mi mente o yo escucho su pensamiento. Las palabras sagradas parecen brotar del silencio sonreído de la niña.
Me repito su nombre y sonrío." La tarde se esparce en nubarrones malva.
la mirada y sonríe. "Y Dios procedió a bendecir el día séptimo
y a hacerlo sagrado porque en él había descansado (...).
Génesis sonríe aun, y no sé si ella lee mi mente o yo escucho su pensamiento. Las palabras sagradas parecen brotar del silencio sonreído de la niña.
Me repito su nombre y sonrío." La tarde se esparce en nubarrones malva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Exprésate!