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lunes, 27 de junio de 2011

Elevación.

Por encima de los estanques,
por encima de los valles,
de los montes, de los bosques, de las nubes,
de los mares. más allá de sol,
más allá de los éteres,
más allá de los confines de las esferas estrelladas.

Espíritu mio, te mueves con agilidad,
y, como un buen nadador que se deja llevar por las olas,
surcas alegremente la inmensidad profunda
con un gozo indecible y potente.

Vuela bien lejos de estos mórbidos miasmas;
ve a purificarte en el aire superior,
y bebe, como un puro y divino licor,
el fuego claro que llena los espacios limpios.

Por encima de los hastíos y los grandes pesares
que abruman con su peso la nebulosa existencia,
feliz aquel que puede con alas vigorosas
lanzarse hacia los campos luminosos y serenos;

Aquel cuyos pensamientos, como las alondras,
emprenden libre vuelo por la mañana hacia los cielos,
¡ Quien se cierne sobre la vida y entiende sin esfuerzo el lenguaje de las flores y de las cosas mudas!

Charles Baudelaire (Las Flores Del Mal)

viernes, 12 de septiembre de 2008

El vino.


Bueno dedicare estas lineas a uno de mis poetas favoritos y claro esta el poema mas sordido para los benevolos de corazon.



El Alma del Vino.



Cantó una noche el alma del vino en las botellas:
«¡Hombre, elevo hacia ti, caro desesperado,
Desde mi vítrea cárcel y mis lacres bermejos,
Un cántico fraterno y colmado de luz!»

Sé cómo es necesario, en la ardiente colina,
Penar y sudar bajo un sol abrasador,
Para engendrar mi vida y para darme el alma;
Mas no seré contigo ingrato o criminal.

Disfruto de un placer inmenso cuando caigo
En la boca del hombre al que agota el trabajo,
y su cálido pecho es dulce sepultura
Que me complace más que mis frescas bodegas.

¿Escuchas resonar los cantos del domingo
y gorjear la esperanza de mi jadeante seno?
De codos en la mesa y con desnudos brazos
Cantarás mis loores y feliz te hallarás;

Encenderé los ojos de tu mujer dichosa;
Devolveré a tu hijo su fuerza y sus colores,
Siendo para ese frágil atleta de la vida,
El aceite que pule del luchador los músculos.

Y he de caer en ti, vegetal ambrosía,
Raro grano que arroja el sembrador eterno,
Porque de nuestro amor nazca la poesía
Que hacia Dios se alzará como una rara flor!»