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lunes, 6 de octubre de 2008

Dualidaedes.

Sabiendo que la belleza es bella,
en el mundo construyen fealdad...

Sabiendo que la bondad es buena,
busca la maldad...

El ser y el no ser nacen juntos;
lo fácil y lo difícil se complementan...

Lo largo y lo corto surgen unidos;
lo alto y lo bajo dependen entre sí...

El sonido y la voz hacen música con su unión...

Presente y futuro se suceden al infinito...

Por estas dualidades el espíritu sabio hace sin hacer,
enseña sin hablar...

Los seres existen, son; no puedes negarlo,
tener y poseer;
actuar y permanecer quieto,
concluir el trabajo y dejarlo ir.

Pues solo al dejarlo ir
permanece con nosotros.

viernes, 22 de agosto de 2008

El ave de dos cabezas.

Una vez vivia en el himalaya
una ave de dos cabezas. Un dia una de las cabezas
vio que la otra comia una fruta deliciosa.
Por envidia se comio una fruta venenosa
para envenenarla y el pajaro murio.

viernes, 25 de julio de 2008

La Tortola y la Lechuza.

Una tórtola y una lechuza habían hecho una excelente amistad. Cierta mañana, cuando la tórtola fue a visitar a la lechuza, la encontró empaquetando sus cosas con ánimo de marcharse.

-Te marchas?- Preguntó la tórtola, sorprendida.

La lechuza respondió afirmativamente.

-Y a dónde vas?-

-Lo más lejos que pueda- contestó la lechuza. -Trataré de ir hacia el este; en cualquier caso, muy lejos-.

-Pero... por qué amiga mía? Te ocurre algo para que estés tan deprimida?-

-Claro que si. Te diré que me voy. A la gente de por aquí no le gusta nada mi chillido. Unos se ríen de mí; otros me insultan; muchos me desprecian y me amenazan. ¡HO! sí, me iré muy lejos!-

Pero la tórtola, tras pensárselo unos instantes, dijo:

-Quiero que reflexiones conmigo, compañera. Si tienes capacidad para cambiar tu chillido, vete; me parece bien. ¡Adelante! Pero si no puedes hacerlo, entonces qué conseguirás? La gente del este, o de donde fuere, también se sentirá disgustada por el sonido que emites y se comportará igual que la de aquí. Pero para mayores males, habrás viajado inútilmente y, además, es probable que hayas de enfrentarte a grandes dificultades-.

-Como no puedes cambiar tu voz, tienes que cambiar tu visión y tu actitud ante los necios que no te aceptan-.

Una rosa en el desierto.



A menudo la voz apacible del maestro espiritual quebraba el silencio perfecto del amanecer, para exhortar a sus discípulos diciéndoles:

-Queridos discípulos míos, nada hay tan hermoso, tan bello, ni tan provechoso como el amor incondicional. No hay sabiduría más fecunda, no hay saber más sublime, no hay brillo más intenso que el amor incondicional.

Y así día tras día, semana tras semana, el maestro insistía para que sus discípulos se ejercitasen en el amor incondicional.

-Hay muchas clases de amor- declaraba, -pero sólo una merece ser considerada como tal y es, queridos míos, el amor incondicional.

Los discípulos le escuchaban, pero albergaban dudas en cuanto a esa enseñanza. Amor incondicional? A qué tipo de amor se refería el venerable maestro?- Se preguntaban entre ellos.

El maestro continuaba diciendo: -Todos estamos sometidos a la ley inexorable del sufrimiento, pero nada hay más precioso ni más transformador que el amor incondicional- decía... -Ejercitaos en el mismo sin descanso. No olvidéis nunca mis palabras. Si amáis incondicionalmente, estáis vivos; si no, es como si estuvierais muertos.

Un día, de rosado amanecer, un discípulo dijo:

-Pero maestro, nos hablas mucho del amor incondicional, mas nos dices poco sobre él... El resto de los discípulos se identificaban con el comentario del que así se había expresado.

-Vaya, vaya,- repuso el maestro.-Todo hay que explicarlo... El amor incondicional es para ser vivido y no, para que digamos palabras sobre él.

Mirad, mañana os presentaréis a mí con una rosa y saldremos de excursión...

Al día siguiente los discípulos acudieron junto al maestro antes de despuntar el día. Llevaban la rosa con ellos.

-Daremos un largo paseo- dijo el maestro.

Partieron todos... Caminaron durante horas, hasta que finalmente llegaron a un paraje desértico. No había nada más que cielo y arena.

-Colocad la rosa en estar tierras desertizadas, por nadie holladas... por nadie frecuentadas.

Uno de los discípulos fijó la rosa en la arena.

-Sentémonos y reflexionemos unos instantes-.

Se sentaron todos alrededor del maestro. El Sol iba trepando lentamente por el firmamento y el calor comenzaba a ser sofocante.

-Ahora nos iremos- dijo el maestro, -pero permitidme haceros algunas preguntas:

Creéis que, aunque no haya nadie para oler la rosa, ésta seguirá exhalando su aroma?

-Hasta que se marchite... Continuará exhibiendo su esplendor, incluso aunque nadie haya para apreciarlo?

-En la investigación de estas preguntas, hallaréis muchas respuestas.

Los discípulos se quedaron satisfechos. Habían comprendido.

La rosa quedó exhalando su aroma en las solitarias planicies desérticas, y maestro y discípulos regresaron al monasterio.

Son muchos los que dicen amar, pero muy pocos los que aman incondicionalmente...

El que disfruta de esta clase de amor se convierte él mismo en el primer beneficiario.

El que ama así irradia una atmósfera de bienestar, de sosiego, de paz, de contento y plenitud...

jueves, 24 de julio de 2008

Diferencias aparentes.

Coincidieron cuatro viajeros haciendo una misma ruta, los cuatro eran de distinta nacionalidad, uno era persa, otro árabe, el tercero turco y el cuarto viajero griego.

Llegó un momento en el que después de mucho andar sintieron hambre, y llegados a un pueblo pensaron: será mejor que juntemos algo del poco dinero que tenemos y compremos comida para los cuatro.

El persa dijo: Está bien pero compraremos angur...

El árabe contestó: No, no, yo lo que quiero es inab...

-El turco no estuvo de acuerdo y exclamó: De eso nada, a mí lo que me apetece es uzum...

El griego enfadado, protestó enérgicamente diciendo: Lo que compraremos será stafil...

Como no se ponían de acuerdo porque ninguno sabia lo que significaban las palabras de los demás, comenzaron a pelearse entre ellos.

En aquel momento pasó por allí un hombre que, al oír la discusión que mantenían entre ellos, les dijo:

-He oído vuestros gritos y os quiero ayudar para que dejéis de pelearos. Yo puedo satisfacer el deseo de todos vosotros, si confiáis en mí, claro está, y me dais vuestro dinero-.

Los viajeros después de pensarlo un rato accedieron a la solicitud de aquel hombre y le dieron el dinero.

Se sentaron los cuatro, ya calmados, a esperar al hombre. Al cabo de un rato éste regresó con comida para los cuatro. Lo que compró no era ni más ni menos que aquello que todos habían mencionado sin saber que se referían a lo mismo: Lo que los cuatro querían era uvas.

(Tenían información, pero carecían de conocimiento)

sábado, 19 de julio de 2008

LA FÁBULA DEL TORO Y LA MOSCA.

LA FÁBULA DEL TORO Y LA MOSCA.

Estaba un toro pastando en la dehesa y llegó una mosca cojonera de estas que empiezan a posarse dando el coñazo. El caso es que se le posó al toro en el culete y éste la espantó con el rabo. La mosca echó a volar y se volvió a posar en el culete. El toro volvió a sacudirle con el rabo, así que la mosca voló y se posó esta vez un poco más hacia delante, en el costado del toro. El toro hizo un esfuerzo y volvió a alcanzar a la mosca con el rabo.

La mosca, que ya estaba 'mosca' con el rabo se posó entonces en el hocico del toro, donde éste no podría llegar con el rabo... de repente el toro sacó la lengua y glupp!!!, se papeó la mosca...

*MORALEJA*: Lo que no puedas terminar con el rabo, termínalo con la lengua.

viernes, 18 de julio de 2008

Luz y oscuridad.

Luz y oscuridad. Cuentos Zen.


a oscuridad pensó que la luz cada día le estaba robando mayor terreno y entonces decidió ponerle un pleito. Así lo hizo y llegó el día fijado para el juicio. La luz llegó a la sala antes de que llegara la oscuridad. Allí estaba el juez y los respectivos abogados.

Esperaron y esperaron. La oscuridad estaba fuera de la sala, pero no se atrevió a entrar. Simplemente, no podía. Así que, pasado el tiempo, el juez falló a favor de la luz.

La luz es la Consciencia y la Sabiduría oscuridad; inconsciencia y error son ausencia de las otras; eso es todo. No tienen luz propia. Si desarrollas la consciencia, ¿cómo puede compartir el mismo espacio la incosnciencia? No puede, como no pudo la oscuridad entrar donde estaba la luz.

jueves, 17 de julio de 2008

EL HOMBRE AL FONDO DEL POZO.

EL HOMBRE AL FONDO DEL POZO.



Hubo en otro tiempo en el Reino de Song, un tal señor Ding que no tenía pozo. Cada día, un hombre de la servidumbre dedicaba todo su tiempo para asegurarle el servicio del agua, pues debía ir a buscarla muy lejos. Para simplificar el trabajo, Ding hizo cavar un pozo en el patio.

- Al hacer cavar ese pozo en mi patio, me he ganado un hombre – le dijo a un amigo.

Este amigo se lo contó a otro, y, pasando de boca en boca, la observación se convirtió en esto:

«El Señor Ding, al cavar un pozo en su patio, encontró a un hombre.»

Estas palabras se divulgaron a través de toda la región y llegaron a oídos del rey, quien hizo llamar a Ding para saber de qué manera había encontrado a un hombre en el fondo de su pozo.

Ding le explicó:

- Ese pozo cavado en mi patio, me evitó el tener que acarrear el agua desde tan lejos y por lo tanto me proporcionó dos brazos más para los trabajos de casa, ¡eso es todo!

miércoles, 16 de julio de 2008

EL MURO DESMORONADO.

EL MURO DESMORONADO.



Había una vez un hombre rico en el Reino de Song. Después de un aguacero, el muro de su casa comenzó a desmoronarse.

- Si no repara ese muro – le dijo a su hijo –, por ahí va a entrar un ladrón.

Un viejo vecino le hizo la misma advertencia.

Por cierto, aquella misma noche le fue robada una gran suma de dinero.

Entonces el hombre rico elogió la inteligencia de su hijo; pero desconfió de su viejo vecino.

Han Fei Zi

domingo, 13 de julio de 2008

La Rosa y La Paloma.

La Rosa y La Paloma. Cuentos hindúes.

La incipiente claridad del día comenzaba a disipar las tinieblas de una noche tibia y hermosa. Una paloma, revoloteando y revoloteando, penetró en un pequeño y recoleto templo de la India. Todas las paredes estaban adornadas de espejos y en ellos se reflejaba la imagen de una rosa que había situada, como ofrenda, en el centro del altar. La paloma, tomando las imágenes por la rosa misma, se abalanzó contra ellas, chocando violentamente una y otra vez contra las acristaladas paredes del templo, hasta que, al final, su frágil cuerpo reventó y halló la muerte. Entonces, el cuerpo de la paloma, todavía caliente, cayó justo sobre la rosa.

El Maestro dice: No apuntes a las apariencias; sino a la Realidad. No te extravíes en la diversidad, sino que debes establecerte en la Unidad.